Un día mi familia y yo íbamos a las montañas en Noruega para las vacaciones de invierno. Íbamos en un coche muy grande con remolque. De repente empezó a humear el capó. Debimos salir del coche y alquilamos un coche nuevo.
Este coche no era bueno, y no tenía tracción integral. Pero no teníamos otras posibilidades para continuar. Cuando avanzamos un poco más, llegamos a una gasolinera. Desgraciadamente había una cuesta muy empinada cerca de la gasolinera.
En la cuesta, el coche se paró. Mi padre, mi hermano y yo salimos para separar el remolque. Cuando habíamos separado el remolque, el coche empezó a deslizarse hacia atrás a una zanja. Volcó dos veces con mi madre, mi hermana y mi hermano menor adentro.
Afortunadamente nadie en mi familia salió herido. Es un día que nunca voy a olvidar.
Daniel Dammann, de Oslo (Noruega)
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